Street of Crocodiles

Hoy me enteré que ha empezado la producción del tercer largometraje de los gemelos americanos Stephen y Timothy Quay, reconocidos internacionalmente por sus historias crípticas, su exquisito stop-motion y, sobre todo, por su espeluznante estética. Se trata, una vez más, de una adaptación de otro de los escasos textos del escritor polaco Bruno Schulz, antes de ser asesinado por un oficial de la SS en un ghetto polaco, en el año de 1942.

Sin haber leído la novela, la trama de “Sanatorium Under the Sign of the Hourglass” me suena hecha a la medida para una adpatación de los Quay: Una visita de un hijo distante a un sanatorio olvidado, envuelto en mitos e historias de horror, a su padre enloquecido que ha desaparecido bajo circunstancias misteriosas. Sobra decir que el hijo deberá perderse en un mundo fantasmal de tiempos y realidades alternas para encontrarlo, o enloquecer también en el horror del condenado lugar. Suena bien, ¿no?

La primera vez que vi “Street of Crocodiles” corrí a leer entusiasmado el cuento homónimo de Schulz en el que se basa libremente el famoso cortometraje de 1986. Al igual que la obra de los Quay, me pareció fantástico.

Pienso que son geniales, pero debo decir que entiendo en alguna medida las críticas que se les hacen. Puede no gustar lo críptico de sus mensajes y su aparente superficialidad. Y en la mayoría de los casos tienen razón. Sus temas son ambiguos, oscuros y muchas veces gratuitos. Concedo todo eso. Pero su diseño, su estética, su arte son inigualables, y han marcado una línea que aún sigue vigente. El universo formal de los Quay es una pesadilla perfecta, afinado hasta los más mínimos detalles para crear una atmósfera de horror sin sobresalto, eterno, sin necesariamente encadenarse a la narración de una historia coherente. Y la fina animación es comparable, con justicia, a la del gran Jan Svankmajer, a quienes ellos mismos han considerado su gran inspiración.

También pienso que “Street of Crocodiles” es diferente al resto de su obra decididamente más formal y abierta. Aquí sí hay una historia de fondo, aunque evidentemente se cuenta en un sentido no tradicional, no para todos. Es la historia en sus partes más estructurales, sin contenido, motivada únicamente por el juego estético y las relaciones entre sus elementos. La narración más elemental, desprovista de la semántica, abierta a la interpretación, pero con suficiente estructura detrás para guiar al espectador valiente y atento. En mi opinión, existe una refexión ambigua e inconexa, suficiente para invitar a pensar a la mente abierta. No es fácil de ver. Y muchas veces eso es lo que asusta al espectador casual. Podrán pensar lo que quieran de los hermanos Quay, pero “Street of Crocodiles” es una obra maestra, y un momento fundamental en la historia de la animación.

En mi opinión, no debe entenderse como un acertijo, o un enigma que exige un esfuerzo para descifrarlo. Se trata de reflexionar con las relaciones formales entre los elementos, entender los cambios sutiles en las motivaciones ambiguas de los personajes, y descubrir sus debilidades para salir, al final de todo, envuelto en más confusión que nunca. Y eso es básicamente la trama. Un rito de pasaje inexplicable y aterrador, pero necesario. Un paseo por un abismo incomprensible , recompensado con una liberación agridulce, sin lección aprendida, sin posibilidad de redención. Y un deseo incontenible de volver para siempre a la oscuridad.

Tampoco puedo explicarlo muy bien. ¿Quién podría? En cualquier caso, creo que explicarlo, en este momento, es lo menos importante.

1 thought on “Street of Crocodiles

  1. Pingback: Lo mejor de Annecy 2011 « Máster en Animación UPF

Leave a comment