Howard

Esta es la historia de amor desvanecido que rara vez se cuenta en el cine.

Cuando la mayoría de las películas terminan en “felices por siempre”, yo inevitablemente me pregunto por el día a día futuro de la feliz pareja. ¿Qué pasará cuando enfenten algo de adversidad? ¿Y si un buen día amanecen de mal humor, pelean por alguna pequeñez y alguien dice algo imperdonable? ¿Qué pasará si, sencillamente, se les cruzara alguien más atractivo para ellos? ¿Y si la naturaleza del amor es expirar, desvanecerse? ¿Y si fuera más un petardo que una llama eterna?

“Howard”, bello y triste cortometraje de Julia Pott, hace la reflexión mediante el monólogo interno de una mujer detonado por un encuentro casual con un viejo amor. Brutalmente honesta, la mujer explora sus sentimientos iniciales hacia su ex-pareja y las transformaciones que han sufrido con el tiempo. Un intento en vano de explicar por qué aquél objeto de deseo ya no lo es tanto, y ahora se ha vuelto irritante e incómodo. Este melancólico proceso finalmente llega a la dura realización de que es hora de seguir adelante y continuar buscando.

El hecho de que sea animación, de que se trate de ositos y monitos pintados en movimiento, ¿hace menos desgarradora la decisión de la mujer de inevitablemente destrozar el corazón de su enamorado al comunicarle su decisión? ¿Todo lo contrario?